sábado, 12 de diciembre de 2009

El loco... Nace, o se hace?

Esa es una buena pregunta que siempre me he hecho... Los locos nacen así, o se vuelven de esa manera con el paso de los años? Es una enfermedad congénita? Venérea? Un hecho aislado que les tuerce las neuronas? O simplemente que se han aburrido de la vida y deciden hacerla más psicodélica?

Pero tengo otra pregunta mejor y que cada vez me estoy haciendo con más frecuencia... Porqué todos los locos tienen que coger el puto autobús? Porque es así, es raro la semana que no me suba algún zumbao, se ve que nadie les quiere acompañar, no tienen carnet de coche y todos se mueven en autobús... Porque espero que los que van en bus sean todos los locos que hay, porque si hay más, sálvese quien pueda...

Hace unas semanas hacía la línea de Pto Pollença a Inca. Cuando llego con el bus a la primera parada de Pollença me sube un tipo que llevaba viniendo toda la semana a esa hora. Tendría menos de 40 años pero llevaba tarjeta de descuento de pensionista, lo que ya de por sí hace sospechar... Le digo que son 1'05€, y él me da 1'06€ (1€ y tres monedas de dos céntimos). Yo doy por hecho que no quiere cambio. Nadie reclama un céntimo de cambio, y aparte yo no tengo por qué tener cambio en céntimos, y además es que no tengo. Pero cuando estoy a punto de guardar el dinero me doy cuenta de que el tipo aún está a mi lado sin moverse del sitio, mirándome a través de sus gafas de sol.

- El céntimoooo (con tono de sorpresa e indignación)
- ò.Ó ... Pues como no lo pinte...
- Y ahora cómo lo hacemos?
(con verdadera preocupación)
- Bueno, si quieres le doy una vuelta más a la rotonda y así gastas el céntimo...
- ...........
- Pues toma los seis céntimos, me das otra cosa y te doy cambio

Pues va el fenómeno, me coge una moneda de dos céntimos y se pira para atrás...

- Oye, te he dicho que vale 1'05€, no 1'04€

Hombre, si él no quiere perder un céntimo, yo tampoco... Dudó durante varios segundos, y al final me dio los dos céntimos y se sentó... Y estoy seguro que le dolió en el alma perder ese céntimo.



Otro caso. No hace mucho estaba en la Estación Intermodal de Palma, tan tranquilo en el bus cogiendo gente antes de salir a hacer el recorrido de la línea que pasa por todas las urbanizaciones que hay después del arenal. Cuando sólo faltaban un par de minutos para salir se me sube un chaval que no tendría más de 30 años. El cual, por cierto, olía a mierda. Literalmente. Probablemente se habría hecho popitas encima.

- Hola
- Hola
- A dónde vas?
- mmm... A un pueblo
- Qué pueblo?
- mmm... Un pueblo
- Pero qué pueblo? Hay muchos pueblos
- mmm... Un pueblo muy
- Muy qué?
- Un pueblo... Muy
- Uy... Creo yo no voy allí, eh?
- Un pueblo...
- Nop, no voy allí... Eso va a ser otro bus, eh?

Zas. Coge el tío y se mete al fondo del autobús como si le fuera la vida en ello. Ya la hemos liao, justo lo que intentaba evitar usando mi infalible psicología y comprensión de mentes perturbadas. Bueno, casi infalible...

Había un compañero por ahí al que mandé a buscar a los de seguridad. Llegaron tres o cuatro corriendo en plan Hombres de Harrelson. Les digo que tranquis y les explico el caso. El que iba de líder me pregunta que si lo tienen que sacar del bus, a lo que estoy a punto de contestar que ni lo intente, que el de dentro del bus es más listo que él y no va a poder... Pues claro! Ni sabe dónde va, ni ha pagado, ni me ha dado las gracias ni náh! Ains... Entra el fiera y al poco sale con el otro bajando justo de él. Los seguratas lo llaman pero el tío se va cagando leches mientras gesticula con la mano junto a la oreja y va haciendo ruidos con la boca... Bajo mi punto de vista lo tendrían que haber cogido, porque era evidente que ese tío estaba verdaderamente mal y no podía ir sólo por el mundo, seguramente se habría perdido o algo así, pero bueno, al menos pude seguir con lo mío...




Y para demostrar que la locura no es cuestión de edades, el último caso cubre la franja que faltaba: La 3ª edad. Y a que no adivináis dónde fue? Sí, Costix... Cada vez estoy más convencido de que le ponen algo al agua...

Hace poco, por la tarde, aparco la flagoneta y aprovecho los 10 minutos que me sobran para ir al bar a comprar una botella de agua. Serían las 15:00 más o menos. Cuando voy caminando por la acera oigo que desde el otro lado de la calle me están llamando con el siempre tan elocuente "shhhh!!! shhhhh!!!". Miro y veo a la tipiquísima anciana: Pelo blanco alborotado para que parezca que hay más, gafas, el típico vestido azul a cuadritos desteñido y por las rodillas, zapatillas propias de la edad, y poco más de dos dientes en la boca... Fascinante, en seguida supe que estaba a punto de vivir un momento memorable.

- Ven, veeen
- Me da miedo...
- Veeen
- Dígame
- No nos conocemos?
- mmmm... No
- No? No sabes quién soy?
- Emmmm... No?
- No? Pues vale... No me conoces?
- mmmm... Si no me da alguna pista...
- Pues vale, no nos conocemos...
- Pues bueno...
- Me voy a pasear
- Yo también
- Tú también? jajaja
- ja... ja... ja...
- Me oyes, si ves a mi marido dile que estoy por ahí
- Quien?
- Baaaah!!!

Y se pira indignada, y yo flipando... Compro el agua y sigo trabajando con la sensación de que la historia no terminaría así... Y no me equivocaba. Unas horas después aparcado en la parada de Costix y veo que viene la yaya, y me mentalizo para lo que pueda ser. Cuando llega a mi lado me da unos golpecitos en la ventanilla. La abro pero sólo un poquito, que ya no me fío de nada...

- Me oyes, allí en Sancellas hay una mujer muy gorda
- Una no, hay muchas...
- jajaja
- ja... ja... ja...
- No, una que viene mucho a Costix
- Pues vale...
- Si la ves, dile que estoy por ahí
- Vaaaale...
- Salud!
- Y força en el canut...

viernes, 13 de marzo de 2009

Indecisión

Sabéis? Con el paso de los años uno se da cuenta de muchas cosas... Muchísimas... Vamos, que nos pasamos la vida dandonos cuenta de algo... Y la mayoría de esas cosas coinciden en 2 aspectos:

1- Nos damos cuenta de que la hemos cagado en algo.
2- Nos damos cuenta de que ya es tarde para remediarlo.

Porque sí, nos pasamos la vida cagándola... O al menos eso creemos.

Odio esos momentos en los que te das cuenta de que tienes que tomar una decisión: Hacer algo o no hacerlo, o como mínimo, tienes que decidir si hacerlo de una forma u otra (esto último es cuando por cojones tienes que hacer algo).

Porque sí, porque si no lo haces tarde o temprano terminas diciendo "mierda, tendría que haberlo hecho". Y si lo haces tarde o temprano terminas diciendo "mierda, si lo sé no lo hago", o "mierda, si lo sé lo hago de la otra forma".

Esto es una maldita ley universal, igualito que cuando llueve lo hace hacia abajo, o que siempre pisarás algo crujiente cuando intentes ser silencioso. En serio, es cierto, siempre hay alguna piedrecita, miga de pan o cualquier porquería crujiente que pisar cuando intentas no hacer ruido, por muy limpio que esté todo. De dónde coño salen esas cosas? Pero en fin, ese es otro tema...

Decía que es una ley universal por el mero hecho de que el ser humano llevamos incrustada en los genes la pura y simple insatisfacción personal. Nada nos parece del todo bien, todo es mejorable, seguro que habría alguna forma de que las cosas hubieran ido mejor. Y claro, cuando esto viene detrás de una decisión, siempre creemos que la otra opción podría haber ido mejor. Y como podría haber ido mejor, seguro que hubiera sido así.

Y uno se siente mal. Sí, joder, es inevitable. No puedes evitar pensar una y otra vez en como podrían haber ido las cosas de la otra manera, no paras de darle vueltas. Sólo el tiempo te hace olvidar esa supuesta mala elección, pero cuando eso pasa, ya tienes ante ti una nueva maldita decisión que tomar.

Muchos te dirán la mierda de tópico de "así es la vida, nadie dijo que fuera fácil". No jodas! Esa no la sabía, aunque la haya oído en cientos de películas... Va, seamos sinceros. Todos decimos que sí, que es verdad, que no queremos las cosas fáciles, que es la salsa de la vida, blablabla... A cualquiera de nosotros si nos dan a elegir entre tener una vida de proletario, teniendo que currar 6 días a la semana de sol a sol y aún así tener que hacer números para llegar a final de mes, y que las elecciones más emocionantes de nuestra vida sean comprar en el mercadona o en el carrefour porque es más barato, y usar la ropa de nuestros sobrinos para tus propios hijos... Te ponen a elegir entre eso y que te toque una primitiva... Sí, venga, vais a decir que lo primero porque vives más? Porque es más emocionante?

Dicen que somos lo que hacemos o dejamos de hacer... Pues yo digo que con 10 millones de € en mi cuenta puedo hacer muchísimas cosas, por lo tanto viviré más... Y me diréis que no es emocionante irte de safari por Africa o de acampada por selvas caribeñas? Joder, yo quiero que las elecciones en mi vida sean del estilo de decidir si me voy de vacaciones a Mexico o a Tokio!

En fin, que me voy del tema... Todo esto venía por las elecciones de la vida, su importancia, y la insatisfacción personal que siempre obtenemos como recompensa... Y es que claro, si supieramos cual sería el resultado de cada opción podríamos elegir la mejor, o al menos la menos mala. Que seguirá sin parecernos perfecta, pero al menos no nos arrepentiremos porque estaremos seguros de que la alternativa era peor, y así no le damos vueltas y pasamos página.

Y es que qué bonito sería tener un libro de instrucciones de la vida, un manual, algo que te indique el resultado de todas las opciones que hay cuando se nos plantea cualquier decisión. Y no digáis que así la vida sería aburrida, yo diría que la vida sería casi perfecta. Perfecta no, nunca, siempre se puede mejorar, los genes, ya sabéis.

Pero eso es imposible por una sencilla razón, y es que cuando nosotros tomamos una decisión, el resultado depende el 99% de las veces de la decisión que tome otra persona, porque al ejecutar nosotros la decisión que hemos tomado, planteamos a otra persona una elección, y su decisión será el resultado de la nuestra.

Es un poco lioso, pero a la 3ª o 4ª vez que se lee ya se entiende, más o menos. En resumen vendría a ser que el resultado de nuestras elecciones dependen de lo que le salga de los cojones a otra persona. Y como la gente está tan majara en este mundo, el resultado puede ser cualquier cosa. Es triste, pero es así. Nuestra vida no depende sólo de nuestras elecciones, sinó que también dependen de las elecciones de los demás.

Un ejemplo. Mi jefe me putea y me planteo decirle que es un imbécil en toda la cara. Puedo decidir hacerlo, y si lo hago, aquí entra la elección de mi jefe. Puede elegir entre echarse a reir, invitarme una cerveza y quizás cambiar de actitud, o ponerme el finiquito delante de los morros. En la primera mi vida mejora, en la segunda estoy en paro, pero ambas vienen de la misma decisión que yo tomé, lo único que cambia es la decisión que tomó mi jefe, la cual no depende en nada de mí y me es imposible adivinar (aunque en este caso se puede intuir, la verdad). Usea, que sí, yo decido lo que hago, pero no tengo ni puta idea de cual va a ser el resultado, porque no depende de mí. Luego uno piensa que pensar en eso es tontería, porque por hacer esa locura me puedo quedar en paro, pero también podría mejorar mi vida laboral, y si hubiera decidido no decir nada a lo mejor me hubiera terminado quemando y dejando el trabajo lo que me dejaría sin finiquito, o acabar como en la peli "Un día de furia".

Otro ejemplo. Yo soy autobusero, pero yo no decidí serlo. Es más, a pesar de sacarme el carnet yo tenía muy claro que no quería ser autobusero. Yo quería ser camionero. Quien decidió que yo acabara siendo autobusero? Pues todos y cada uno de los responsables de contratación de todas las empresas de camiones a los que eché currículum y tiraron el mío a la basura. La necesidad de trabajo y la decisión de contratarme de un encargado de una empresa de autobuses me hicieron autobusero. Pero si cualquiera de aquellas empresas de camiones hubiera decidido darme una oportunidad, yo no habría pisado un autobús en mi vida. Y en cambio las decisiones de todas esas personas harán que probablemente me jubile sentado en un autobús.

Entonces qué hacemos? He aquí la cuestión... Porque después de tanto desvarío a altas horas de la madrugada me doy cuenta de que la elección que hice hace tiempo sobre cómo tomarme la vida, era la acertada (manda huevos).

He llegado a la conclusión de que nuestra vida es pura aleatoria. Nos gusta creer que la vida depende de nosotros mismos, que somos dueños de nuestro propio destino, pero es mentira. Nosotros sólo decidimos encender un interruptor, pero no tenemos ni puta idea de la luz que va a encender, no sabemos nada. Decidimos hacer algo o no, pero no sabemos lo que pasará después.

Entonces mi conclusión es que pensar en todo esto es una gilipollez que sólo deberíamos hacer capullos como yo, que se nos cruzan los cables y nos liamos a escribir todo esto cuando ya tendríamos que estar en la cama. No lo hagáis, es perder el tiempo. Nosotros no decidimos lo que pasará en nuestra vida, así que pensar en lo que podría haber sido o arrepentirnos de elecciones pasadas es malgastar tiempo y neuronas, probablemente la otra opción no habría sido mejor. O sí, pero qué más da, ya no se puede hacer nada.

No quiero dar la impresión de estar diciendo que la vida no depende en nada de nosotros y que no vale la pena pensar las decisiones o pasar de tomarlas, ni mucho menos. Nosotros elegimos una dirección, lo que no podemos elegir es lo que nos encontraremos en el camino. Y se puede cambiar de dirección si no te gusta lo que hay, pero tenemos que dar nosotros el primer paso en una nueva dirección. La mayoría es aleatoria y no depende de nosotros, pero no puede pasar nada si no tomamos nosotros una primera decisión, si no damos un primer paso. Porque, quien quiere una vida en la que no pase nada de nada?

Así que voy a tirar de otra mierda de topicazo y diré que hay que vivir la vida como viene y disfrutarla, tomar las decisiones que haya que tomar sin pensar demasiado en ellas cuando ya las hayamos tomado, porque de todos modos lo que pase después no depende de nosotros, y no se puede cambiar lo que ya está hecho. Pero lo más importante de todo, es inútil pasarse la vida lamentandose de las decisiones tomadas. Si ya está hecho y no se puede cambiar, asúmelo, afróntalo y sigue adelante. Adaptate rápido a las nuevas situaciones y pasa página. Estar lamentandote o comiendote la cabeza es una pérdida de tiempo que lo único que hará es evitar que puedas disfrutar de las cosas buenas de tu "nueva" vida. Quieres tener una vida optimista o pesimista? Quieres ser una persona alegre o triste?

Y ya de paso diré que hay que echarle huevos. Te gusta alguien? Diselo! No te gusta alguien? Diselo también! No hablo del ejemplo del jefe, hay elecciones y "elecciones". Y cuando no se trata de hacerlo de un modo u otro, sinó que se trata de hacerlo o no hacerlo... Tienes algo que perder? En el peor de los casos te quedarás igual que como estás? Entonces hazlo joder!

Una cosa que he dicho es cierta, somos lo que hacemos o dejamos de hacer. Y si de algo me arrepiento es de las cosas que no he hecho a lo largo de mi vida por miedo o vergüenza, cuando no tenía nada que perder por intentarlo.

Así que... Que lo sepáis, ahora soy un sinvergüenza ;)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Si lo sabes, porqué lo haces?

Eh? Porqué? Porqué si sabes que ya no tienes 17 años, porqué bebes descontroladamente? Eh?

Yo a mí mismo el pasado domingo por la mañana... O por la tarde... No sé, bueno, cuando me levanté...


El sábado por la noche no había nada especial previsto... Quedé con un par de amigos para tomar algo en el pub de Biniali, ALGO, y a dormir... Sobre las 00:00, bien, el problema fue que cuando llegué ya estaban cerrando, así que llamé al compi que aún no había llegado para decírselo... Estaba dubitativo, me ofreció ir al pub de Consell (que el vive allí), pero sin estar muy convencido. Acepté. Con ello perdí toda oportunidad de llegar a casa en condiciones.

No había mucha gente, pero estaba animadillo y por lo menos ponen música aceptable. De pequeño me enseñaron que allá donde fueres haz lo que vieres, así que iniciamos un inocente mano a mano de ron que se suponía que iba a ser relativamente reducido en cantidades. Segundo error.

Me gusta el ron. Demasiado. No tardó en írseme la mano, el mano a mano, la cabeza, el equilibrio, y más tarde el estómago. Uyeron cobárdemente del frente de combate. Eso no se le hace a la mano que les da de comer. Bueno, de beber.

La cuestión, que la cosa se puso desde la 2ª en plan terminar la copa rápidamente y pedir otra, sin parar. Por no hablar de cuando llegaron dos amigos más, que ya era tener un cubata por la mitad y estar otro entero esperándote encima de la barra. Y yo ya no puedo hacer eso. Bueno, nunca he podido, yo siempre he sido corredor de fondo, sin prisa pero constante hasta el final. Así que lo que no se puede hacer es querer beberme en poco más de 2 horas los 6 o 7 cubatas que en condiciones normales me puedo beber sin problemas en toda la noche.

El resultado fue que a las 2 y pico tenía tal fiesta universitaria en el estómago que decidí ir al baño a montar un desalojo por la puerta de emergencia, que no es precisamente la trasera.

No me gusta potar, hacía años que no lo hacía. Ese maldito regusto desagradable que te queda en la garganta, más asqueroso si te ha salido por la nariz, por no hablar del orgullo herido... Joder, que en mis tiempos mozos establecí un bonito record de 25 cubatazos en una sóla jornada! Qué tiempos aquellos, en los que una vez me llegué a beber 10 Malibús con piña sólo para rebajar todo lo que ya llevaba en el cuerpo...

Cuando salí del baño, después de algunas dudas iniciales, asumí que ya no me cabía el cubata y medio que me esperaba en la barra. Lo de seguir bebiendo como si nada después de potar es algo que doy por hecho que ya no puedo hacer, y ante el resultado de los recientes tests de mantenimiento prefiero no comprobarlo, así que me bebí la media cocacola que quedaba en la botella. Cocacola!! No dicen que desatasca tuberías? Pues que desatasque las mías...

Al darme cuenta de que las dos piernas no me bastaban para mantener el equilibrio sin parecer un zombie con los tobillos rotos (bendita pared), decidí que había llegado la hora de irse a casa. En coche. Sí, sé que no debo, los anuncios de la DGT me recuerdan a diario que acabaré con las costillas aplastadas contra el volante, pero en ese momento me acordé más de mi cama que de la DGT...

Jo, creo que nunca en mi vida había ido a 60 por hora en la autopista, pero bueno, llegué bien a Inca... Ahora venía la parte complicada, que era elegir una ruta alternativa hasta mi casa que me garantizara mínimamente la no interrupción de mi recorrido por parte de la Guardia Civil... La de siempre, 2ª entrada, y tiro por el polígono hasta pegar de frente a mi casa.

Nada más salir de la rotonda miro a la derecha y veo una furgoneta parada, 5 o 6 personas fuera, y un tío tirado en el suelo al que le aguantaban las piernas en alto. Creo que nunca he tenido alucinaciones, así que debe ser de verdad. Mira, por lo menos hay alguien que está peor que yo...

Miro a la izquierda y veo un montón de gente caminando por el arcén con petos luminosos, linternas y demás parafernalia nocturna... Qué coño pasa hoy? No jodas que hoy hacen Lluc a Peu... (Al día siguiente me enteré de que así era. Para el que no sepa lo que es, viene a ser algo así como el Camino de Santiago pero en versión "mini", es decir, más corto y todo el mundo a la vez). Si es así, malo, habrá policía por todo. Y yo que no sé rezar...

Prosigo mi camino hacia el polígono y cuando estoy cerca de la entrada veo que a mí derecha, en una calle paralela por dentro del polígono, va un patrol de la Guardia Civil en la misma dirección que yo. Joder. Decido acelerar para pasar delante de ellos.

Atravieso el polígono y cuando llego al cruce de delante de mi casa asumo contra mi voluntad que el desalojo anterior no había sido suficiente, seguía teniendo fiesta en el estómago. Y como en mi casa no hay nadie más que pueda limpiar aparte de mí, decido pararme y proceder en la calle.

Mira por donde, que nada más apagar el motor pasa por delante de mí la Guardia Civil. Sabes esos momentos en los que se te ponen los pelos de punta, se te para el corazón y los segundos parecen minutos? Ese fue uno de ellos.

Pasaron de largo. Eso no me dejó más tranquilo, pero al menos facilitó el trasvase estómago-suelo. Y no veas, de los más grandes que recuerdo, no sabía que había ingerido tanto líquido y que había digerido tan poco. Entonces porqué iba tan borracho? Misterios de la vida...

Nada más terminar oigo el ruido de un motor a mi espalda. Miro por el espejo y veo otro patrol de la Guardia Civil, que debía ser el mismo que vi antes circulando a mi lado por el polígono. Jodeeeer...

Meto las piernas en el coche girándome hacia delante, cojo el móvil y me pongo a hacer como que escribo un mensaje para disimular, rezando alguna canción de Extremoduro y deseando que no se paren. Tercer error.

-Buenas noches
-Buenasss nochesss
-Hemos bebido un poquito, no?
-mmmmm... Unnn poquito...
(Recalcar que a mi lado había un tremendo charco que dejaba poco lugar a dudas)
-Pero ahora no coja el coche, eh?
-(A buenas horas...) No, no, no... Si yo vivo ahí delante, ya mmme voy a dormir...
-Bueno... Buenas noches
-Buenasss nochesss...

Diría que del susto se me pasó el colocón, pero sería mentir. Eso sí, me acojoné, aunque no tanto como al recordarlo al día siguiente...

En fin, esperé dos prudenciales minutos, arranqué el coche y crucé, metiéndome rápido en el garage. Porqué no dejé el coche ahí? Psss, para algo pagué por mi plaza de garage, carajo... Aunque al día siguiente no estaba tan deacuerdo. Es curiosa la lógica que sigue uno cuando está bebido...

Pero bueno, la cuestión es que estaba en casa. Subí como pude y me fui directo a la cama.

FIN

Fin? Noooooo... Siempre pasa algo más... Y pasó que toda la habitación se movía. Mucho. Y yo que conozco mi cuerpo casi tanto como mi madre, sé que cuando eso pasa es porque algo sobra dentro de mí, aparte de la ceniza de mis pulmones.

Corriendo al baño. Decía que no me gusta potar? Pues toma ya, 3 veces en una noche... Y del día siguiente no digo nada, que estuve hecho polvo hasta media tarde, hablando todo el día a base de monosílabos...

De todo eso uno saca conclusiones, hay que buscar el lado positivo... La primera conclusión es que ya no puedo beber como antes. Uno siempre se ríe cuando oye a los demás decir que los años no pasan en balde, y es realmente deprimente cuando llega el día en el que compruebas que es cierto...

La segunda conclusión es que si ya no puedo beber como antes, qué me hace pensar que quizás puedo beber más que antes? Si lo sabes, porqué coño lo haces? Masoquismo? Misterios del ser humano y la contínua búsqueda de sus límites...

Y la tercera conclusión es que no puedo beber si tengo que conducir, sobretodo viviendo del carnet. Es curioso que eso lo respetara siempre desde que me lo saqué hace ya unos 6 años, y que a estas alturas me lo salte... Esta vez me pasó cerca, pero nunca mais.

En fin... Como dice mi padre, nunca te acostarás sin saber dos o tres cosas más... o cuatro o cinco.

jueves, 28 de agosto de 2008

Niño Tonto (Epílogo)

Ya ha pasado algún tiempecillo... Pero sí, sobreviví a mis dos semanas en las mazmorras... Por fin he regresado a mi querida línea costera, con mogollón de gente, guiris, y todas esas cosas...

Pero no podía despedirme de Costix sin recibir otra visita del querido y famoso niño... Sí, volvió a visitarme, como ya empezaba a ser demasiado habitual para mi gusto... Aunque ese día me pilló de malas y la conversación fue bastante breve... Lo de siempre, llega corriendo y golpea la puerta para que abra, se sube, y se planta delante del todo a mi lado...

- Qué haces?
- Nada, y tú?
- Nada
- No tienes nada que hacer?
- No
- No haces nada en todo el día?
- Trabajo
- (ò.Ó) ... Y ahora no?
- Por la tarde no
- Y no haces nada en toda la tarde?
- mmm... No
- Y porqué no te vas a hacer nada a otra parte?
- ...
- Que te pires


Y se fue corriendo... Puede que fuera un poco brusco, porque ya no volvió al día siguiente, pero es que no tenía el día y ya estaba cansado de tonterías...

Pero en fin, ya he regresado a mi rutina habitual, con su gente, sus problemas y todas sus cosas... La verdad es que ya lo echaba de menos... Lo malo es que parece ser que en diciembre tendré que volver otras dos semanas a estos parajes... Cuando puñetas podré tener un año tranquilo?

martes, 12 de agosto de 2008

Niño Tonto (Capítulo 2)

Mi instinto es infalible... Sí, hoy volvió a aparecer el maldito niño a la misma hora... Se puso al lado golpeando la puerta con los nudillos... En esos momentos uno duda si abrir la puerta o pasarle por encima con el bus... Pero como hacía mucho que no escribía nada en el blog y el enano este es una fuente de experiencias, decidí abrir la puerta... La situación la misma, se puso de pie delante del todo sobando con nerviosismo el salpicadero, aunque al poco rato empezó a sobar la máquina de los tíquets, lo que quiere decir que estaba más cerca de mí...

- Qué haces?
- Esperar
- A qué?
- A que sea la hora de irme
- Y falta mucho?
- 5 minutos
- Ah... Has visto a mis hermanos?
- No los conozco
- Fernando, Miguel...
- No los conozco, no los he visto nunca. Y cuidado con la máquina.
- Iban a venir en el bus
- Pues no los he visto
- Pero...
- Te he dicho que no los conozco, así que no sé si han venido. Y no toques los botones.
- Ah... Un día vine en el bus, y me costó 3'90€
- A donde?
- A Inca
- Vale 1'20€
- Ah... Mañana vendré
- Seguro?
- Si
- Ya veremos... Y quita ya las manazas de la máquina.
- Ah... No te bajas?
- No. Y tú?
- No, yo no
- Porqué no?
- mmmm... 5 minutos?
- 4


Y salió corriendo.

Esta vez no hubo oferta de masajes, pero sigue siendo entretenido. Le voy cogiendo el truquillo al niño. No me cabe duda de que seguiré viéndole lo que queda de semana, así que seguiré contando los detalles de mis estudios antropológicos con este extraño especimen...

domingo, 10 de agosto de 2008

Hoy hace un bonito día para suicidarse

El que no me conozca no sabrá que después de mis aventuras y desventuras (suecas) trabajando en el aeropuerto o con las excursiones, hace ya casi dos años, conseguí pasarme al transporte regular de viajeros, vulgarmente conocido como "la línea" (de buses, no la de la Concepción ni de las que le gustan a Maradona). Fue un paso adelante, porque aunque gane menos dinero tengo mejor vida (menos trabajo), y es para todo el año, por no mencionar que no se trabaja de noche...

La linea es un submundo muy distinto al discrecional (lo que hice al principio). En el discrecional llevas a la gente una vez y no los vuelves a ver nunca más, siempre turistas. Eso conlleva dos cosas, una buena y otra mala. La buena, que al no repetir nunca llevas a muchísima más gente distinta, lo que te ofrece una amplia variedad de especímenes y situaciones, como ya fui explicando en el Diario de un Aeropuerto. La mala, que el único contacto personal que estableces con la gente es puramente efímero, ya que los llevas una vez y no los vuelves a ver nunca más. Al principio intentas ser simpático y charlar con ellos, pero con el tiempo terminas tratándolos como bultos un poco más grandes que sus maletas, con algunas excepciones (como los italianos, que parece que lleven a la suegra dentro del equipaje ¬¬). Sólo pones buena cara y cumples con las formalidades y el protocolo (buscando la propina, no nos engañemos).

La linea es distinta... En realidad combinas las dos cosas, si tienes la "suerte" de trabajar por la costa. En verano llevas a turistas pobres (los que usan transporte público, está claro), que uno nunca se dejará de sorprender de lo fácilmente que le levantan la cartera los chorizos en las paradas cuando estas están muy pobladas, aunque ese es otro tema... Y aparte también llevas a los lugareños residentes, los cuales suelen coger el bus con bastante frecuencia a lo largo de todo el año.

Eso tiene lo bueno que le falta al discrecional, y es que al repetir mucha gente, encuentras gente maja con la que coges confianza y buen rollo, pudiendo encontrar amistad y porqué no, quizás algo más. Pero eso es un arma de doble filo, porque también llegas a encontrar gente rematadamente gilipollas, que no te queda más remedio que aguantar un día, otro día, y otro día... Y no te queda más remedio que aguantarte.

Normalmente lo bueno compensa lo malo. Te pones delante una balanza imaginaria, y lo bueno suele pesar al menos un poco más que lo malo, lo que mantiene el equilibrio en tu estado emocional y así permanece dormido el instinto asesino que todo chófer lleva dentro. Hoy ha sido una excepción.

Habitualmente trabajo por la costa, pero esta semana y la próxima me han mandado a cubrir las vacaciones de un chófer en una línea que podría comparar con la Milla Verde, y no se la desearía ni a mi peor enemigo. Me gusta llamar mi situación actual como:

EXILIO EN LA MALLORCA PROFUNDA

Se trata de un bus lanzadera, que vendría a ser algo que intenta prolongar el recorrido del tren en otras ramas en las que no hay vías ni vagones... Usease, que el bus se pasa todo el puto día haciendo idas y venidas sin parar entre 4 pueblos que vendrían a estar situados donde Cristo perdió la chancleta, y la estación de tren más cercana. Trayectos de 20 minutos. Superdiver, vamos.

Pero lo más interesante es la fauna del lugar. Turistas? Qué es eso? El único que puede aparecer es algún perdido que te pregunta por la Puerta del Sol... Aquí el tráfico humano se reduce a inmigrantes que vienen de la capital por la mañana para trabajar en el campo y vuelven por la tarde, cuatro abuelas que se van a Palma a marujear, y cuatro zumbaos que se ve que ya no los aguantan en casa y les dan 4 leuros para que se vayan con el bus a pasear a otro sitio... Que los aguante el chófer, no? Hijos de puta...

En fin, que si unimos todas las cosas raras que me pasan con la gente que llevo con las cosas raras que me encuentro por los puebluchos que recorro, hacen un coctel explosivo que se reduce mayormente a un coñazo de línea, con puntazos de días como el de hoy, lo que te empuja inexorablemente a un sentimiento abrumador de depresión y un deseo creciente de suicidio, previo asesinato en masa, que te obliga cada mañana a preguntarte si vale la pena levantarse. Porque hoy, por ejemplo, ha hecho un bonito día para sucidarse.


Cuando he salido por la mañana con el minibus ya he visto algo que me ha dado mal rollo, y es que en una calle de Sta Eugenia por la que tengo que pasar todo el día en la que sólo se puede aparcar en la izquierda y el bus pasa justito por el otro lado, me he encontrado un coche aparcado en... sí, la derecha. No problem, en la izquierda no hay coches, así que puedo pasar. Pero el día es muy largo. Y no sabía cuanto lo iba a ser...

Después de un par de vueltas aburridas y con poco movimiento, me dispongo a dar la última de la mañana antes de ir a comer cuando al llegar a Sencelles me encuentro delante un montón de alboroto. Veo un tractor con dos enormes balas de paja y mucha gente encima, alrededor de una trentena de mobiletes y detrás una furgoneta pequeña de las que nacieron blancas y ahora son marrones para siempre con cerca de una docena de personas dentro, unos y otros armados con pistolitas de agua y circulando a 10 km/h. Es la fiesta de los Quintos. Paciencia, aguantaremos detrás hasta que se vayan a donde tengan que ir o a tomar por culo con las balas de paja. Qué majos con las pistolitas... Porqué no os disparáis en el orto?

Bueno, al final se desviaron en una calle por lo que pude seguir mi recorrido con normalidad. Venga, que me quiero ir a comer, así que a Sta Eugenia. Y... sorpresa. Me olvidaba de ese maldito coche mal aparcado. Ya me acuerdo, igual que de la madre del dueño. Han aparcado coches al otro lado, así que el bus no cabe. A llamar a la oficina para que llamen a los municipales.

- Policía local en Sta Eugenia? Si quieres pruebo a llamar al barrendero...
- Joder, pero si en Sencelles hay dos policías locales, y no es más grande que Sta Eugenia
- Ya, pero los policías de Sencelles son de broma... Bueno, veré si puedo hacer algo.

A lo mejor no me dijo exactamente eso, pero seguro que lo pensaba, pude notarlo en el tono de su voz... Pero bueno, tras más de 20 minutos de espera y darme cuenta con total seguridad de que la gente que llevaba iba a perder el tren conseguí localizar no al dueño del coche mal aparcado, sinó a los dos que estaban bien aparcados al otro lado, que amablemente los retiraron para que pudiera pasar. En fin, paciencia. Me iré un poco más tarde a comer, pero no pasa nada.

Yo pensaba que eso iba a quedar como la anécdota del día, pero no, no iba a ser más que el principio... Después de comer vuelvo al bus y me dirijo a Costix para retomar el trabajo y dar las dos últimas vueltas del día. O esa era la intención.

Estoy pasando por Sencelles y, oh, los putos Quintos... Mucha gente, y en consecuencia, muchos coches. Al llegar al final de una subida me encuentro coches aparcados a ambos lados dejando el sitio justo para que pase un coche, y por supuesto el bus no pasa. Otra vez atascado. Con lo bien que se está en paro...

A bajar toda la calle marcha atrás, y encima al meter esa marcha se activa en el bus un pitido intermitente que te taladra la cabeza, lo que acentúa tu estado de nerviosismo hasta niveles insospechados. Pero sorpresa, al llegar abajo me encuentro a dos policías locales, que se ofrecen amablemente a custodiarme por la otra calle que cruza el pueblo, la cual tendré que recorrer en dirección prohibida (sí, el puto pueblo sólo tiene dos calles que la cruzan).

Vale, otro problema solventado. Llego bien de tiempo a Costix para retomar la línea, espero que pueda terminar la tarde en paz.

(Nota mental: Nunca más esperar nada. No en esta linea)

Me pongo en la parada de Costix a menos de 5 minutos para salir, cuando veo llegar corriendo un crío que se para al lado de mi ventanilla. Yo imagino que querrá venir en el bus, así que abro la puerta. Era un niño que debía tener unos 10 años, que además de cara de gilipollas, tenía también un ojo mirando a levante y el otro a poniente, y le faltaban un par de dientes. Rapidamente descubrí que también le faltaban un par de tuercas. El niño se puso delante, depie a mi lado, manoseando nerviosamente el salpicadero, cuando mirándome (supongo) inició una conversación que podría calificar de "psicotrópica". No podré garantizar la veracidad de esta conversación hasta que le pregunte a mi madre si le echó algo raro a las berenjenas.

Transcribo literalmente la conversación. Habéis visto Los Chicos del Maiz? Pues igualito, oye...

- Tú quién eres?
- Juan
- Ah... Tienes el aire encendido
- Ya, porque hace calor
- Pues cierra la puerta
- ò.Ó ... (Qué majo el crío... Dan ganas de sacarlo de una patada en la cabeza...)
- Te vas ya?
- En dos minutos (Y qué laaaargos se me van a hacer)
- Volverás?
- Sí
- Y apagarás el aire?
- ¬¬ ... Sí...
- Ah...
- Mira, porqué no te bajas? Voy a cerrar la puerta, que me tengo que ir


El niño se baja corriendo, que alivio... Cierro, pero ante mi sorpresa(?) se planta otra vez al lado de mi ventanilla... Y claro, empieza a manosearla... Porqué estoy abriendo la ventanilla? Bueno, sólo un palmito, que me da miedo el crío... Sí, me da miedo un puto niño de 10 años, qué pasa?

- No te vas?
- (pffff... Respira, respira) Sí, en un minuto
- Volverás?
- Pues mira, ya no lo sé
- Te daré masajes
- Qué?
- Te daré masajes
- Emmmm... Mira, no, gracias, estoy bien. Va, quita las manos de ahí que voy a cerrar la ventana, que me voy ya...


Yo aún estoy alucinando, porque parecía como si estuviera en uno de esos rituales indios en los que se ponen hasta el culo de fumar la pipa de la paz y hablan con espíritus ancestrales que intentan darles un mensaje importantísimo, pero siempre con un lenguaje en clave muy chungo que nunca entienden hasta el final de la peli... Aunque la verdad, yo sigo sin entenderlo... Lo de los masajes tendría algún doble sentido?

Estoy en Inca, y tengo miedo. Voy a volver a Costix, y seguro que está el niño demoníaco ese esperándome. Fijo que cuando me vea le empieza a dar vueltas la cabeza mientras agita sus dedos hacia mí gritando "masaaaajeeeee"... Qué mensaje oculto estará intentando transmitirme?

Coño! Mientras esperaba en la parada de Inca le han dado un balonazo al minibus. Hay 3 niñatos de mierda de poco más de 20 años (de los apodados como killos, kinkis, pastilleros, flipaos, entre otras muchas nomenclaturas varias) jugando con una puta pelotita. Me quedo mirando un momento con cara de mala leche, pero no digo nada y vuelvo a mirar al frente. Pero uno de ellos me ha visto mirarles y no le habrá hecho gracia, porque coge la pelota y la tira bombeada hacia el bus, aunque por suerte para él no le ha llegado a dar. Juan, respira hondo y pasa. Piensa que tienes un niño esperándote en Costix con un mensaje muy importante para ti.

Llego a Costix y para mi alivio no veo el crío, aunque tengo que esperar 5 minutos antes de salir. Apago el motor y el aire acondicionado. El sol pega de frente, pero no hay dolor. Resulta gracioso verme escondido en la parte trasera del bus durante esos 5 laaargos minutos... No apareció, pero algo me dice que lo volveré a ver esta semana...

En fin, última vuelta... Ahora ya me acuerdo antes de salir del puto coche mal aparcado en Sta Eugenia, de la madre de su dueño, de sus 20 generaciones anteriores, del puta madre del niño de los cojones, y del primer cabrón al que se le ocurrió saltarse la norma que impuso Dios con tan buen criterio sobre lo de descansar los domingos...

Llego al coche y cómo no, han vuelto a aparcar al otro lado... Pero bueno, en esta ocasión consigo pasar, a un dedito por cada lado, pero todo sea por terminar lo antes posible esta terrible jornada laboral...

El resto de la jornada culminó sin más problemas, por suerte. Ya ha estado bien por hoy, he conseguido superar el deseo de suicidio. Pero me queda una semanita más haciendo esta línea, visitando costix 7 veces diarias.

Mañana tengo que acordarme de meter música clásica en el móvil y una caja de Valerianas en la mochila...

martes, 15 de julio de 2008

Los años pasan... Cabrones ¬_¬

Podría pasarme horas escribiendo sobre los hechos que te hacen ver que los años pasan, y se van cada vez más lejos, cogidos de la mano de tus capacidades físicas... Pero como es tarde y me quiero ir a dormir, simplemente redactaré los hechos que este fin de semana me hicieron notarlo un poco más...

El pasado fin de semana fueron las fiestas de mi pueblo (sí, tengo un pueblo, qué pasa), y como es tradición anual, hay que ir. Y beber. Y... poco más, ahora no me acuerdo.

Al grano, que me lío:

1- El viernes por la noche, al 5º cubata me di cuenta claramente de que no debía beber más... Sobretodo cuando intentaba separarme de la pared, y no podía... Donde están esos años en los que llegué a trincarme 25 cubatazos de ron en una velada...

2- El sábado estuve a punto de no ir. Sí, así como lo lees. Después de cenar me tumbé en el sofá a fumar el cigarrito de rigor mientras miraba un poco la tele, y apareció el angelito sobre mi hombro que me gritaba: "Con lo agustito que se está aquí, ahora quieres cambiarte, arreglarte, coger coche, buscar aparcamiento, y pasarte la noche emborrachándote y viendo un montón de gente a la que no te apetece saludar, para terminar durmiendo en una cama pequeña en casa de tu madre? Anda, quédate un rato aquí en el sofá, y cuando te plazca te vas a dormir en tu enorme y cómoda cama...". A puntito estuve de hacerle caso. Suerte que en el último momento apareció el diablillo y dijo la palabra mágica: "RON". Y mira, a pesar de todo valió la pena.

3- Había muchísima gente, muchos botellones y montón de jóvenes por los callejones... Y no conocía ni uno! Hostia, yo antes era uno de ellos, y conocías a todos los que se afincaban en los alrededores, te pasabas la noche saludando gente y montabas la juerga ahí mismo... Y nada, veía chavales con 8 o 10 años menos que yo haciendo lo mismo que yo siempre hacía, y no concía ni uno... Eso deprime, en serio...

4- Tías buenas por todas partes... Pero me daba cuenta de que antes de intentar nada debía asegurarme de que fuera legal... Creo que éste es el momento más duro del crecimiento humano masculino, cuando te tienes que empezar a fijar en la edad de las chavalas para no meterte en marrones, o por propia conciencia humana...


Esto son sólo unos ejemplos comprobados con rigor científico en una sóla velada, ya si me pongo a recopilar datos del día a día probablemente antes de terminar de escribir me diriga a mi habitación, coja una sábana, la enrolle, ate un extremo a la barandilla de la terraza, el otro a mi cuello, y salte.

Otro día quizás.

Así que nada, yo ya no sé si desempolvar las Martin´s y mis camisetas viejas, afeitarme cada día, y volver a recorrer cada fin de semana las discotecas que frecuenta la muchachada, hinchándome a garrafón y repitiendo toda la noche frases como "te quieres enrollar conmigo?"... O comprarme un monovolumen y hacerme un plan de pensiones...

Joder, ya me he deprimido. Me voy a dormir. Pero en el sofá, que no tiene sábanas...